Es importante desmitificar el fracaso. En este sentido, quiero agregar que el fracaso será cada vez menos temible por dos motivos.
Un primer motivo es por la época que vivimos. Me explico. A nivel empresarial, atrás quedó la era del conocimiento y hemos entrado en esta era maravillosa de la innovación, que nos obliga a tener una mente abierta, a soñar, a dar vida a las ideas y, literalmente, nos invita a fracasar para aprender, con una actitud de humildad y de apertura.
El segundo motivo, es que estamos evolucionando como humanos, estamos elevando nuestro nivel de conciencia y simultáneamente estamos soltando prejuicios, estereotipos, creencias y todo lo que no nos deja vivir de forma auténtica...
Para rematar, estamos en presencia de los millennials, una nueva generación que nos está ayudando a ser más arriesgados, a romper paradigmas y a ser tolerantes con la diferencia.
Así pues, con todo ese panorama, también cambia la forma en que se mira al fracaso. Y hay otra perspectiva del tema, la que relaciono con la evolución de la conciencia.
En efecto, creo que la sensación de fracasar, de la que dicen algunos psicólogos que genera bastante dolor, es más una percepción desde el ego que otra cosa y, por lo mismo, tiende a transformarse en otra idea más desde el aprendizaje, la creatividad y la conciencia.
En otras palabras, el fracaso asociado al miedo a dañar nuestra imagen ante los ojos de los demás o a que se nos repruebe o recrimine en función del error cometido, poco a poco será sustituido por una sensación de liviandad y de naturalidad propias de quienes desarrollan la creatividad a cada paso.
Esto se debe, como lo mencioné, a que como humanidad estamos elevando nuestra conciencia y estamos migrando a una nueva forma de relacionarnos con los otros y con el planeta, donde la apariencia importará cada vez menos y la autenticidad importará cada vez más.
En lugar de pensar que el fracaso evidencia algún tipo de incapacidad de lograr una meta, evolucionaremos hasta llegar a aprobarlo, respetarlo y agradecerlo, como un mecanismo que nos permite descubrir nuevas cosas y avanzar en nuestro aprendizaje, de manera que desarrollemos todo nuestro potencial creativo.
Así pues, el fracaso en la perspectiva de la conciencia, o sea, en un plano más espiritual, nos libera, nos permite fluir, soltar y nos entrega miles de nuevas posibilidades que antes no veíamos, aportando nuevas rutas de solución a las situaciones cotidianas, que en otro momento no se nos ocurrían.
Asociaremos el fracaso como un camino al éxito.
Publicado en Bienestar y felicidad
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