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¿A qué vine a este mundo?

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¿A qué vine a este mundo?

Escasas son las historias que conocemos de personas para las cuales ¿a qué vine a este mundo? o preguntas similares como ¿qué voy a hacer con mi vida? o ¿cuál es mi misión de vida?, ¿cuál es mi destino?, ¿cómo encuentro la felicidad? resultan ser inquietudes simples de resolver. A los demás nos toca buscar esas respuestas...

Vocaciones precoces

Para esas afortunadas personas a quienes se les nota la vocación tempranamente, no hay necesidad de preguntar ¿a qué vine a este mundo?
Sus padres, maestros, amigos o vecinos, les observan una pasión inconfundible que contagia de buena energía todo a su alrededor. Por ese motivo, estas personas simplemente fluyen con su misión sin más ni más, sin forzar nada, sin dudar ni vacilar. Algunos artistas, científicos y deportistas, a lo largo de la historia de la humanidad, han sido ejemplos de este tipo de personas que podemos denominar con vocaciones precoces.

Jóvenes de vocación dudosa

A que Vine a este mundoSin embargo para la mayoría de la gente, el saber a qué vinimos a este mundo no es algo sencillo. Nos cuestionamos tremendamente porque, en el fondo, lo que se nos confronta es la felicidad.
Estas dudas sobre la vocación o la misión de vida aparecen cuando se vuelve apremiante la decisión de qué se quiere estudiar luego de la secundaria o en qué se va a trabajar una vez que terminen los estudios en la escuela.

Las dudas también pueden llegar en la juventud, cuando ya se ha tomado alguna decisión de qué carrera estudiar y se ha avanzado en los primeros semestres. En este momento se duda sobre la elección que se ha hecho y las dudas aparecen cargadas de emociones encontradas revueltas con mucha tensión debido a que se ha invertido un capital importante. Además la gente alrededor tiene expectativas y eso genera temor de causar desilusión a los demás. En consecuencia, los jóvenes tienden a quedar en medio de una ambivalencia entre el corazón, anhelante del cambio de carrera; y la razón, llena de motivos para quedarse donde están.

Una primera recomendación para los jóvenes o adolescentes con dudas sobre su vocación o el sentido de vida, es que acepten que tienen dudas y hablen con personas que puedan ayudarles a encontrar claridad.

La segunda sugerencia es que escuchen la voz de su corazón. Para encontrar el sentido de la vida sólo hay que ponerse en contacto con el ser interior y con la propia esencia, teniendo la plena convicción de que si estamos acá en esta tierra es porque tenemos una misión. Nada ocurre en la vida por casualidad, si nacimos y estamos acá es porque todo el universo quiso que así fuera.

La tercera recomendación es acudir a la ayuda de técnicas y metodologías para conectarse con el ser, de manera que se reconozca el potencial personal y se pueda encontrar un rumbo alineado con la propia vocación y la misión. Una de esas metodologías es el Test de la Pasión o “Passion Test”, ideado por Janet y Chris Attwood. El camino que ellos proponen para conectar con el ser interior es realmente sencillo y agradable.


Adultos con vocaciones tardías

Hay otro grupo de personas que debido a sus miedos, optaron por dejarse llevar por el devenir de la vida, sin tomar las riendas de su existencia. Estas personas, que no son pocas y que comúnmente rondan los 30 o 40 años –o incluso muchos más años-, ya tienen un camino recorrido, en algunos casos de décadas, en una profesión o en un empleo que eligieron por conveniencia o por obligación o por otro motivo, pero que no los hace felices y están insatisfechos, sienten un vacío existencial. Esto se debe a que la esencia del ser se impone y por más que se empeñen en olvidar su voz interior o huir de si mismos, se ven confrontados por la incoherencia entre lo que han hecho con sus vidas y su verdadera vocación.

Cualquiera que sea la edad, lo importante es tener la certeza de que la sensación de infelicidad y de vacío, es un llamado para el cambio. Muchas veces ese cambio consiste en alinearse con la misión de vida.

La recomendación para estas personas es que afronten los miedos y venzan los paradigmas sociales y las creencias personales, de manera que puedan escuchar la voz del corazón para actuar de acuerdo con ella. Para lograrlo, pueden hacer meditación, acudir a profesionales que les ayuden o apoyarse en técnicas como la mencionada anteriormente del “Passion Test”. Y lo más importante, es recordar que como seres humanos, somos libres de tomar nuestras decisiones y vinimos a ser felices.

Cómo encontrar el sentido de la vida

En lo personal, estoy convencida de que cada uno de nosotros tiene un sentido de vida, una misión, un destino único y personal, que nos fue encomendado al nacer. Nuestra tarea consiste en descubrirlo para decidir si queremos asumirlo o si queremos evadirlo o estropearlo. Si la opción es asumirlo, se hallará algo inevitable: la felicidad, porque al seguir nuestra misión, nos seguimos a nosotros mismos y al seguirnos a nosotros, estamos siguiendo al universo completo que nos puso en esta tierra. Esta opinión coincide con la visión del psicoterapeuta austríaco Viktor Frankl (1905-1997), sobreviviente de la dolorosa experiencia de permanecer preso en los campos de concentración de la segunda guerra mundial. Una vez que salió de su cautiverio, Frankl escribió el libro “El hombre en búsqueda de sentido”. En su libro, plantea que el sentido de vida está ligado a “la expresión de sí mismo”(1).

Es así como nuestro sentido de vida está unido a nuestra esencia, a nuestro paquete de dones únicos con el cada uno de nosotros fue equipado para la vida. Entonces el sentido de la vida está fundamentado en conocernos a nosotros mismos, en estar conectados con nuestra esencia, en actuar con conciencia y en poner al servicio de la humanidad esos dones o talentos que nos concedieron, lo que se convierte en desarrollar nuestra misión y en alcanzar la felicidad.

Vivir la vida sin estar alineados con el sentido de la vida, significa “hipotecar la existencia”, como dice el médico Jorge Carvajal, creador de la sintergética. Cuando vives sin estar alineado con tu ser y, por ende, con tu misión, vives desconectado de la conciencia, llevado por la rutina y el sinsentido. Vivir sin sentido no es vivir a plenitud, es sobrevivir simplemente. Vivir sin sentido es morir lentamente en vida.

Lo único que precisamos para hallar el sentido de la vida, es escuchar la voz del corazón, que es donde reside la intuición, de la conciencia, y que es donde nos conectamos con la pasión de vivir.

Libros recomendados:


El hombre en búsqueda de sentido. Viktor Frankl.

El monje que vendió su Ferrari. Robin S. Sharma

Un sueño posible. Walter Dresel.

Publicado en Bienestar y felicidad

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