¿Por qué no me duran las relaciones? (Parte 2)

Se llegó la segunda entrega de las tres entradas para explicar ¿por qué no me duran las relaciones?, una de las preguntas más comunes que escucho tanto en la calle como en los talleres que hago y entre algunos de mis mentoriados.

Ciertamente la respuesta a este interrogante que además de muy frecuente resulta de inmensa relevancia, tiene varias perspectivas para tomar en cuenta.

La primera entrega fue al punto más general, que nos acerca a la comprensión del fenómeno del relacionamiento a todo nivel y en todas las latitudes.

Nos quedó claro que el tema del relacionamiento no es un asunto sencillo para la mayoría de las personas debido a que básicamente estamos en un mismo punto de evolución como humanos en el campo de las relaciones desde hace miles de años. 

Sinceramente espero que tener esa claridad les haya aportado cierta tranquilidad por aquello de no sentirnos extraños al tener ell área de las relaciones afectivas con pendientes por resolver.

Hoy quiero referirme a la segunda perspectiva de respuesta a ese ¿por qué no me duran las relaciones?.

Esta segunda perspectiva es la que llamo los para qués de la relación, acompáñenme. 

EL PARA QUÉ DE LA RELACIÓN

¿Cuántas veces hemos visto historias de personas que se dejaron llevar por el afán de cumplir el guión que la sociedad les dictó y se enrolaron en una relación porque tocaba?

La idea es que si queremos estar en una relación de pareja sea porque de verdad nos nace del corazón hacerlo y porque además tenemos claro qué queremos construir con la otra persona.

La necesidad de estar en pareja pasa por el tema biológico y filogénetico como especie animal que también somos. Desde esa idea animal, nos sentimos atraídos por esa persona especial porque representa una posibilidad tácita e inconsciente de reproducirnos.

Sin embargo, las relaciones de pareja no son solo para la reproducción y mucho menos en el mundo de hoy. Son para mucho más que el asunto biológico.

Relacionarnos con alguien íntimamente, en un proyecto de vida conjunto, pasa también por el tema afectivo, donde nos sentimos respetados, acompañados y comprendidos y donde podemos compartir muchas cosas junto con la persona que elegimos para ser co-equipero de vida.

Sin embargo, el objetivo más importante de la relación de pareja va a lo profundo y pasa por un asunto espiritual que es el aprendizaje del amor y la experiencia del amor incondicional, un nivel de relacionamiento donde ocurre la verdadera magia y se desvela todo nuestro poder creativo como seres espirituales que somos. 

Ahora bien, cada quien va en el camino de aprendizaje de amar y tiene la relación de pareja que le resuena.

Lo importante es que tengamos claro qué es lo que queremos en la relación de pareja, desde lo básico como qué tiipo de actividades queremos realizar con esa persona especial, hasta el nivel más elevado, como podría ser preguntarnos qué legado queremos dejar a la humanidad como pareja.

Cada quien elige y eso es completamente válido, hace parte de nuestro libre albedrío.

Ahora bien, si deseamos una relación sana, es fundamental que comprendamos que las relaciones de pareja son un escenario de reciprocidad y de crecimiento conjunto. De otra manera podríamos caer en la ilusión de tener una pareja para llenar vacíos que primero debemos resolver a solas con nosotros mismos. O podríamos ver la relación como un negocio, un gana-gana, cuando en realidad la relación de pareja es un fluir maravilloso de reciprocidad en liberad y amor.

En consecuencia, cuando aparece la pregunta ¿por qué no me duran las relaciones? es muy posible que cada uno de los dos tuviera objetivos distintos en la relación de pareja, incluso diametralmente distinto. Ante esa situación, no queda de otra: te adaptas y dejas de lado tus propios deseos, o se termina la relación. 

De ahí que es fundamental que cada uno tenga claro para qué quiere una relación de pareja y que exista un diálogo entre los dos, desde el principio, para poner en común esas claridades que ambos tienen.

No hay que dejar nada a las suposiciones o dejar que la relación avance sin que sepamos qué es lo que queremos en el fondo de nuestro corazón. Esas claridades son una de las claves de una relación duradera.

EL CON QUIÉN SUEÑO MI RELACIÓN

La segunda parte de las claridades muchas veces no está cuando las relaciones no duran es la de saber qué tipo de persona queremos a nuesto lado como co-equipera de vida.

Ha pasado que por estar con las hormonas alborotadas una persona termine en una relación con otra persona que jamás hubiera querido para su vida. Como dicen por ahí, una cosa llevó a la otra y de buenas a primeras más de uno termina juntándose con quien no quería, en una relación que no buscaba.

Ahora bien, en lugar de andar como en piloto automático, yendo de un lado para otro esperando que llegue el o la que sea, se pueden tener claridades de qué tipo de persona queremos para desarrollar un proyecto de vida en pareja.

Mi sugerencia es que tengamos claridades de cuanto se nos ocurra que es importante en esa persona, desde lo más sencillo o mundano, hasta lo más elevado y espiritual. Cómo quiero que sean sus valores, cómo me imagino que son sus gustos, etc.

Al tener esas claridades en nuestra mente, nos queda más fácil saber cuándo una persona es realmente la que queremos y cuando es simplemente un momento de pasión y nada más.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES HASTA ACÁ

Las relaciones de pareja duraderas parten de la sinceridad de cada uno consigo mismo y de tener la autoestima tan sólida como para estar con la persona que realmente se quiere, en lugar de estar con quien no queremos solo por miedo a estar solos o porque nos acomodamos a algo que no queremos debido a las circunstancias del momento.

Para tener esa sinceridad con nosotros mismos se necesita conocernos y tener claridades sobre el tipo de relación que queremos y el tipo de persona que queremos a nuestro lado.

Con esas dos claridades, con la autoestima sólida y con la sinceridad desde el comienzo entre los dos, el riesgo de que una relación no sea duradera se disminuye casi al 100%. Lo que queda por verificar es que exista la libertad de ambos de construir juntos y el amor sincero en los corazones. 

Una recomendación es que tengamos fe en que cuando actuamos desde el corazón, con autenticidad, sinceridad y con las claridades mencionadas, hay que soltar y dejar que el universo se encargue de traernos la persona correcta en el momento perfecto, sin pretender que está bajo nuestro control ni tratar de que todo encaje como nuestro ego desee. Entre más soltemos después de las claridades, más sencillo es para el universo actuar conforme a lo que deseamos desde nuestro corazón.