Historias de amor: una relación en tres etapas

Cada relación es un universo y cada historia de amor es única. Aún así, todas ellas nos acercan a comprender a ese misterioso arcano del amor, el mismo que como seres humanos estamos llamados a descifrar y a experimentar a fondo, en absoluta felicidad. Veamos esta historia que comienza en la adolescencia, tiene dos giros de la vida y termina en matrimonio, sin que ninguno de los dos lo estuviera buscando. 

La vida y sus puntos de contacto

Aunque queramos mantener siempre las cosas bajo control, la vida nos sorprende y nos conduce por situaciones y caminos que jamás hubiéramos podido imaginar.

Es que la vida es más sabia que cada uno de nosotros. Ella nos hace fluir justamente hacia los encuentros y las experiencias que necesitamos para apoyar nuestro proceso evolutivo. 

Como lo mencionó Steve Jobs en su famoso discurso en la Universidad de Stanford, a lo largo de la vida vamos a encontrar puntos de contacto. es decir experiencias que aparentemente eran irrelevantes cuando las atravesamos pero que más adelante descubriremos para qué se dieron y  qué regalos inadvertidos escondían. 

Eso fue precisamente lo que les pasó a Alejandra Montoya Gil y a Juan Carlos González Echaverry, quienes tienen hoy en día un poco más de dos décadas de estar juntos pero no tan juntos...

A ver, expliquemos un poco.

Esta pareja se conoció en plena adolescencia, en su ciudad de origen, Pereira. Una ciudad que por cierto se halla enclavada entre las montañas cafeteras de Colombia y hace parte del territorio declarado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

A pesar de ser casi unos niños, esta historia de amor comienzó justo en ese entonces, entre fiestas de quince años y uniformes de colegio, sin muchas expectativas ni nada que pensar a largo plazo.

Unos años después los dos migraron a otra ciudad más grande a realizar sus estudios universitarios, cada uno en su campo. Alejandra en su pasión que es el diseño y la creatividad, mientras que Juan Carlos se fue por sus temas administrativos y financieros.

Alejandra dice -la parafraseo- que sin ser ella una mujer que anduvo esperando su príncipe azul, si llegó a pensar por este tiempo que si algún día se casaba, pues Juan Carlos sería la persona  para hacer una vida juntos.

Pero así se queda la cosa. De todas maneras siguieron en contacto, ambos sabían en qué andaban el uno y la otra. 

Sin embargo hubo un momento, no muy claro en la conversación con ellos pero que se deja entrever que ambos estaban en una especie de relación sin que hubieran hablado de algo serio.

Después de la universidad

Pasó el tiempo de universidad y Alejandra se fue del país, rumbo a Australia a terminar sus estudios pero con la idea de quedarse por allá.

Entretanto Juan Carlos comenzó a trabajar en una de las empresas más grandes y sólidas del país.

El contacto permanente continuó, aún cuando los dos estaban al otro lado del mundo.

Alejandra tenía su vida y Juan Carlos la de él.

Sin embargo ningún prospecto de novio australiano o de cualquier nacionalidad en ese país multicultural le parecía a ella tan interesante como Juan Carlos.

Luego de ires y venires en la vida de cada quien, Juan Carlos se arma de valor y organiza las cosas en el ámbito laboral para visitar a Alejandra en Australia.

Ambos estaban nerviosos por el encuentro y no fue sino aterrizar el avión para darse cuenta que era como si el reloj se hubiera detenido durante los años de Alejandra lejos de su país. Ambos supieron casi sin hablar que lo que había era amor.

Así que sin mucho que pensar, después de unas cuantas semanas de vacaciones con Alejandra, Juan Carlos se regresa a Colombia comprometido en una relación que hoy tiene casi una década.

Han pasado muchas cosas, han vivido, han aprendido y han evolucionado juntos. Los unen pasiones que los dos disfrutan y también reconocen que tienen diferencias en sus personalidades, pero han aprendido a fluir con ellas incluso sin hacer muchos acuerdos al respecto.

Hace unos pocos años Juan Carlos renunció a su empleo y ambos han creado un emprendimiento que está enfocado en llevar la fauna a cada rincón de la casa de sus clientes, mediante productos realizados con ilustraciones de pájaros y otros animales que ambos fotografían en los avistamientos que realizan los dos juntos. Alejandra es la encargada de las ilustraciones y de liderar todo el concepto artístico. Mientras que Juan Carlos es el líder de todos los temas administrativos.

Sin duda que es una pareja destinada a estar junta, una pareja que se complementa y que disfruta de la vida con alegría y simplicidad. 

Comentarios y aprendizajes

Esta pareja nos permite comprobar dos cosas: una es aquella fómula que menciono en mis redes sociales: 1 + 1 = infinito, que es parte de la filosofía de mi método Unity de Relaciones.

Creo que lo que más destaco de esta relación es la paz en que viven y la sinergia que han logrado los dos, sin que importe que pasan el tiempo juntos 24/7.

Han sabido aprovechar las potencialidades de cada uno para el beneficio de los dos. 

La otra cosa que se comprueba es que todo llega en el momento que corresponde, ni antes ni después. 

Ahora los invito a disfrutar el video con la entrevista que les hice y a escuchar de ellos mismos una historia de amor tranquila y altamente productiva. Está en el recuadro acá abajo. 

También los inviito a darle me gusta al video si les parece de valor y a suscribirse a mi canal de Youtube, donde estarán recibiendo mínimo cuatro videos mensuales con contenidos variados y aportamtes.