Hoy en dia casi nada -o nada- se queda por fuera de las redes sociales. Por supuesto que las relaciones afectivas no son la excepción. Hasta las historias, situaciones y momentos más íntimos se exponen cada vez más ante cientos, miles o incluso millones de seguidores, como para que todo el mundo quede enterado de cuanta cosa personal se pueda imaginar.
Que rompieron entonces bloqueo obligado, que pelearon entonces cambio de estado a "soltero", que empezaron a salir con alguien entonces rastreo para encontrar entre los "amigos"a las exparejas, que se reconciliaron con la pareja anterior entonces etiqueta para que todos sepan que hay compromiso de nuevo.
Como éstas, hay varias prácticas posibles en el mundo de las redes sociales, que se han adoptado como parte de la cotidianidad de muchas personas que han visto cómo sus relaciones de pareja se exponen cada vez más como si fuera en un escenario para que sus "audiencias" comenten y den "me gusta" según sea la intención del post.
Para empezar, creo que no debería sorprender lo que se ve en las redes sociales. En mi opinión, se trata simplemente de la amplificación de lo que sucedía desde antes en la vida de muchas relaciones afectivas en donde se daban los celos, la posesividad, el aparentar que se es feliz sin serlo o el querer contarle a todo el mundo lo que sucede de puertas para adentro. No hay nada nuevo en eso, lo que es diferente es que ya no solo es tema de conversación en la oficina o entre los más cercanos sino que se llega con estos asuntos a mucha mas gente dado el poder de masificación de Internet.
No hay que satanizar a las redes sociales. No son ni malas ni buenas per se, son lo que cada quien haga de ellas o con ellas. Por ejemplo son maravillosas para conectar con los demás y para compartir momentos inolvidables, noticias inspiradoras o asuntos relevantes para la mayoría. Sin embargo, como toda herramienta, las redes sociales también pueden ser usadas para otras cosas como alimentar el ego de superioridad mediante la exposición de situaciones para alardear o para regodearse en el ego de victimización contando las intimidades con el ánimo de despertar lástima entre los demás.
En materia de relaciones afectivas cabe anotar que las redes sociales también sirven para hacerse ideas preconcebidas con base en percepciones sobre las publicaciones vistas y para generar ideas que no concuerdan con la realidad.
Voy a explicar a qué me refiero exactamente mediante las siguientes anécdotas.
Hace poco supe de alguien que nunca cuenta nada de su vida privada en las redes sociales y por ese motivo sus compañeros de trabajo tenían la idea de que era una persona solitaria que no tenía pareja. La sorpresa fue para todos cuando se enteraron que no sólo tenía pareja hacía dos años sino que además está comprometida para casarse en diciembre.
Por el contrario, conozco varias parejas que todo lo postean. Algunas de ellas de hecho les hacen creer, post tras post, a sus audiencias que son la pareja perfecta y que tienen la vida que cualquiera soñaría, llegando a causar admiración o hasta envidiia. Sin embargo, en la intimidad y en la libertad de alguno de mis seminarios comparten que son en verdad completamente infelices y que la vida que creen que ellos llevan no existe.
Así pues, creo que aunque cada cual decide qué relación quiere construir, vale la pena revisar el papel que se le quiere dar a las redes sociales en la vida de la pareja.
De paso, nos son pocas las relaciones que se han roto por cuenta de un post o las situaciones incómodas que ponen a tambalear el amor a causa de un comentario desatinado.
Me parece que estos manejos de lo privado en las redes y de la forma en que se quiere exponer o guardar lo que hace o deja de hacer la pareja es algo que debe hablarse. Hay que establecer acuerdos para definir qué tanto se quiere contar y para saber a qué están dispuestos los dos en cuanto a conservar las apariencias o a ser auténticos, a seguir el juego a los comentarios de la gente o ser discretos, etc.
En mi opinión, si se quiere una relación sana hay que cimentar la confianza recíproca desde el comienzo y alimentarla todos los días, hay que practicar la libertad bien comprendida y hay que ser completamente auténticos.
Las redes sociales deben ir en la misma línea de apoyar ese proceso, aportar para que cada uno de los miembros de la pareja crezca y fomentar la armonía entre los dos.
Que no pase como lo anunciaba el fallecido Zigmunt Bauman, autor del concepto de la "sociedad líquida", para quien las redes sociales son una trampa. Está en nosotros como civilización humana hacer que las redes sociales sean nuestras aliadas para crecer en el amor de pareja en lugar de dañarlo.
Publicado en Afecto y amor
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Comentarios (2)
Juan Fernando Upegui
Este fenómeno lo pude ver la semana pasada en un episodio de la serie Black Mirror en Netflix (a proposito de adicciones jejejejej). Recomiendo ver el primer episodio de la tercera temporada, llamado "Caída en Picada".
Un fuerte abrazo
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Patricia Benavides
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