Cuando decimos la palabra cambio, casi siempre alguna parte dentro de nosotros se pone de inmediato a la defensiva y nos impulsa a crear resistencia.
Sin embargo este tiempo de profunda transformación planetaria nos obliga a cambiar colectiva y personalmente. Nos lleva a repensar la forma en que vivimos, a imaginar lo que realmente nos hace felices y a actuar en favor de lo que verdaderamente queremos hacer con nuestra vida, lejos de condicionamientos o de estándares dictados por otras personas.
Es un momento donde la autenticidad y la libertad del alma se reclaman con toda la fuerza.
¿Qué hacer frente a ese llamado al cambio? ¿cómo podemos aprovechar la energía de cambio?
De eso quiero comentar en esta nueva entrada del blog, bienvenidos.
Desde mis primeros años de trabajo escuché frases que hoy suenan como de cajón frente al cambio. Que si "la constante es el cambio", o que "si no te adaptas al cambio, morirás" y otras por el estilo. Eran ideas que se les escuchaban a los gerentes de empresas o líderes de grandes compañías en las reuniones importantes con los equipos.
Con el pasar de los años, desde que me metí a estudiar la relación mente-cuerpo y a comprender la dimensión humana y la vida, poco a poco he asimilado que esas ideas sobre el cambio no eran tan solo lenguajes de moda en el mundo empresarial sino que son en realidad parte fundamental de las leyes del universo y que por tanto es imposible que las podamos evadir.
Vemos esa ley del cambio por todos lados. En los ríos, en las estaciones del año, en la gestación de un bebé, en la germinación de una planta...mejor dicho, en todo...sin embargo, paradójicamente nos resistimos al cambio, le tenemos miedo, le huimos.
En lo personal me costó mucho entender la trascendencia de aceptar el cambio y la necesidad de fluir con él para ser felices, para evolicionar en consciencia, para desplegar todo nuestro potencial humano.
En este momento de tanto movimiento del planeta, ciertamente pareciera que se nos invita con mayor urgencia a que nos abramos al cambio y que consideremos nuevas formas de vivir que nos conduzcan a la paz interiior, la felicidad y la abundancia.
Ciertamente estamos en una época crucial, nunca antes vista, donde se nos muestra mediante diversas realidades e indicadores incluso dramáticos lo que ha significado para todos el vivir enfocados en la competencia, en la avaricia y en la ilusión del control y la dominación.
Nos hemos pasado mucho rato equivocados pensando en que lo más importante era lo que aparentábamos al mundo y en ese camino nos terminamos creyendo que somos lo que tenemos y lo que hacemos, en lugar de ser lo que somos de verdad.
Por eso el salto cuántico que estamos dando como planeta es para dejar atrás viejas costumbres y formas de ver la vida dede el miedo, la escasez y la sensación de estar separados.
Sé que esto suena profundo y quizá complejo especialmente para quienes han estado más presionados por el miedo.
Pero créanme que no es casualidad que cada vez vemos a más personas dejarlo todo atrás por ir tras lo que realmente los hace felices. Por ejemplo, vemos gente que renuncia a puestos de trabajo con grandes sallarios y beneficios, luego de descubrir que esa no era la vida que querían. O jóvenes que salen con una mochila a recorrer el mundo, para descubrirse a si mismos y concetarse con lo que verdaderamente los hace felices, como dice una chica con la que conversé hace poco en su paso por mi país luego de decenas de países recorridos y miles de kilómetros en una travesía que lleva un año.
Se trata entonces de un gran cambio que nos llevará a vivir más conectados con nuestra esencia, con el propósito para el cual fuimos creados y con una nueva conciencia colectiva y personal de poder creativo y de sensación de unidad.
Con toda la energía que se está moviendo, es inevitable que todos los seres que habitamos la tierra también cambiemos.No hay vuelta atrás.
Lo que nos corresponde entonces es aceptar ese salto cuántico que estamos dando y movernos a favor de él. Fluir con el cambio es dejar de poner resistencia.
Una de las formas en que podemos fluir con este cambio es empezar a escuchar nuestra voz interior, a estar atentos a nuestras sensacioes, nuestras emociones, nuestros sueños, nuestros pensamientos.
Al final del día, se trata de un cambio de conciencia colectiva y personal, por tanto entre más hagamos un trabajo de conexión con nuestro ser interior, más sencillo será el cambio para cada uno de nosotros.
Otra cosa que podemos hacer es empezar a trabajar el desapego y a elegir todo lo que nos traiga bienestar, alegría y paz interior. Se trata entonces de soltar toda situación o relación que nos desgaste y nos baje nuestra propia vibración.
Disfrutar lo que hacemos, compartir con personas enfocadas en vivir sanamente, alimentar nuestra mente con pensamientos de abundancia y administrar nuestras emociones para privilegiar emociones de beinestar, son algunas de las icosas que podemos hacer para fluir con el cambio del planeta.
No importa si no creemos en que el cambio se está dando, no importa si nos parece que es un cambio solo para algunos. Está pasando así no lo creamos.
Entre más pronto empecemos a poner de nuestra parte, más fácil será el cambio para todos. Nuestro destino es nuestra alma y nuestro propio destino como seres humanos únicos con un propósito que nos hace felices.
Fotografías: pixabay y unsplash
Publicado en Filosofía de vida, Bienestar y felicidad, Acción y motivación
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